El NIF tiene una gran importancia, ya que nos identifica ante todo procedimiento que genere alguna obligación fiscal, ya sea por liquidación de impuestos o por el mero control de las operaciones, por ejemplo, cuando realizamos movimientos entre cuentas. De hecho, siempre tendremos que incluir el NIF en todas las autoliquidaciones, declaraciones, comunicaciones o escritos que se presenten ante la Administración Tributaria.
Existen dos supuestos en los que las personas físicas de nacionalidad española no tienen la obligación de disponer de DNI: Los españoles mayores de 14 años que residan en España, así como todos los españoles que residan en el extranjero y vayan a trasladar su residencia a España por un tiempo superior a 6 meses.
El primer caso es el más habitual, y aunque hay familias que lo expiden antes por distintas necesidades, por ejemplo, al tener que realizar algún viaje al extranjero o hacer un desplazamiento en avión; son también muchas las que no lo hacen hasta que su hijo/a alcanza los 14 años.
El NIF nos sirve para cumplir con nuestras obligaciones fiscales. En concreto, la Agencia Tributaria obliga a que todos los ciudadanos que tengan algún tipo de obligación fiscal a disponer de un NIF, y, para el caso de los menores de 14 años sin DNI establece un procedimiento según el cual, se puede obtener para el menor un Número de Identificación Fiscal provisional que le identifique hasta obtener el DNI y NIF definitivo.
Principalmente son dos:
El proceso es sencillo. Tan solo hay que solicitar en la Agencia Tributaria a la que pertenezcamos el alta en el Censo de obligados tributarios y NIF cuando no se disponga de DNI/NIE a través del modelo 030, que se puede presentar de distintas maneras conforme se detalla en la web de la Agencia Tributaria (electrónicamente, en papel, a través de gestor administrativo o de una entidad de crédito, etc.). Tras la presentación, obtendremos una carta con el NIF del menor, que, para diferenciarse de los números definitivos, comenzará siempre por la letra K.
Por todo ello, es importante evaluar las circunstancias personales de cada persona y familia, y optar por la forma de obtención que decidamos que más nos beneficia.