La vinculación de seguros de vida asociados a la hipoteca es una práctica muy habitual por parte de los bancos. Actualmente, se suelen presentar dos posibilidades: una primera, que obliga a contratarlo como requisito indispensable para la concesión de la hipoteca, y una segunda, menos estricta, que ofrece bonificaciones en el tipo de interés de la hipoteca si se contrata ese seguro.
En el caso de que el seguro de vida sea requisito para la concesión de la hipoteca, es necesario que esta obligación venga reflejada en la escritura.
Si la contratación es opcional, incentivada por una bonificación en el tipo de interés de la hipoteca, hay que considerar los aspectos económicos, calculando cuál es el beneficio por esta bonificación y contrastarlo con el coste de un seguro de vida independiente con las mismas coberturas. En este análisis se debe tener en cuenta aspectos como:
Puede ocurrir que el seguro de vida vinculado a un préstamo hipotecario sea más caro que el que podemos contratar de forma individual, y sus coberturas no siempre compensan. Ahora bien, tengamos en cuenta que, si bien es importante garantizar el futuro de los nuestros desde el punto de vista económico, aún lo es más si hay una deuda detrás.
No debemos olvidar que esta cobertura de la deuda hipotecaria debe ser compartida entre todos los titulares, en la misma proporción en la que se reparten los ingresos de la unidad familiar para así garantizar plenamente el pago de la hipoteca. Por ejemplo, si un miembro cubre el 70% de los gastos con su salario, el seguro vinculado a la hipoteca debe elevarse al menos hasta ese mismo porcentaje de la deuda hipotecaria.
Pero tener sólo un seguro de vida por la deuda hipotecaria es casi siempre insuficiente. Hay que tener en cuenta todas las necesidades futuras, los ingresos que se pierden y los gastos futuros que tenga que afrontar la unidad familiar. Por ello, económicamente, suele ser más rentable y práctico unificar en un solo seguro de vida las coberturas por la deuda y el capital necesario para que su familia pueda económicamente salir adelante el tiempo suficiente que tarda en adaptarse a la nueva situación.
En todo caso, hay que analizar siempre los costes, calcular si merecen la pena los beneficios y buscar la opción más rentable; todo ello para cubrir un riesgo tan importante como es la hipoteca.