Calcula la rentabilidad tras impuestos, evita ser un inversor novato

Cuando nosotros, como inversores, realizamos el cálculo de la rentabilidad de nuestras inversiones en términos porcentuales, solemos tener en cuenta únicamente la plusvalía obtenida, y este rendimiento es el que utilizamos para valorar si nuestra inversión ha sido satisfactoria o no.

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Sin embargo, la rentabilidad calculada de esta manera no es del todo correcta, puesto que aún no hemos deducido de esta cantidad los impuestos que gravan cada inversión. Lo correcto en estos casos es realizar el cálculo de la rentabilidad después de impuestos, o la rentabilidad neta, que al fin y al cabo es la ganacia que obtendremos.

¿Cómo se calcula la rentabilidad después de impuestos?

La rentabilidad después de impuestos (RDI) se obtiene dividiendo la plusvalía generada una vez se han satisfecho todas las obligaciones fiscales entre la cuantía del capital invertido. Matemáticamente, el cálculo es el siguiente:

RDI (en %) = [ (1 - t) (Cuantía obtenida - Cuantía invertida)  / Cuantía invertida] x 100

Donde t es el tipo impositivo que grava la plusvalía (Cuantía obtenida - cuantía invertida). La rentabilidad se mide en tanto por ciento y esta es la razón por la que se multiplica por 100. De todos modos, lo mejor es aplicar esta fórmula sobre un ejemplo práctico.

La rentabilidad después de impuestos: ejemplo práctico

Imaginemos que Juan invierte 1.000 euros en acciones de la empresa Y que cotizan en el mercado a 10 euros, es decir, adquiere 100 acciones, con el objetivo de venderlas en el momento en el que obtenga una rentabilidad del 50%.

​Al cabo de seis meses, la acción cotiza a 15 euros y Juan, satisfecho con su inversión, las vende, obteniendo de esta manera una plusvalía de 500 euros, o lo que es lo mismo, un 50%, rentabilidad que Juan esperaba obtener al principio de la inversión. Sin embargo, aunque el objetivo parece estar cumplido, a Juan todavía le queda un pequeño trámite que cumplir: el de declarar sus plusvalías.

Como las plusvalías obtenidas por Juan han sido de 500 euros en menos de un año, se aplicará un tipo de gravamen del 20​%, o lo que es lo mismo, 100 euros (de acuerdo a los nuevos tipos vigentes a partir del 2015). Una vez deducida esta cantidad sobre la plusvalía obtenida, la cantidad que efectivamente obtendrá Juan será de 400 euros, es decir, un 40% de rendimiento neto.

En este ejemplo no hemos tenido en cuenta ni las comisiones que las entidades financieras o brokers aplican sobre la compraventa de acciones ni el resto de gastos aplicados sobre cada operación, lo que reduciría aún más si cabe la rentabilidad neta obtenida por el inversor.

Teniendo en cuenta la rentabilidad obtenida, Juan no habría cumplido con sus expectativas de rentabilidad. Para obtener una rentabilidad neta del 50%, Juan debería haber obtenido unas plusvalías de 600 euros, o lo que es lo mismo, un precio de la acción de 16 euros.

En definitiva, si no quieres cometer un pecado de inversor novato, ten en cuenta siempre que tendrás que declarar tus plusvalías, reduciendo la rentabilidad de tu inversión.