Educación financiera en familia: enseñar para aprender juntos.

​La educación financiera cada día tiene más peso en nuestra vida. Con la reciente crisis, ha quedado patente que nuestros conocimientos financieros son bastante pobres y, si no queremos caer en errores pasados, debemos intentar que las nuevas generaciones aprendan todo lo posible para poder tomar las mejores decisiones posibles en el ámbito financiero.

Y, dada la escasez de formación específica en el ámbito educativo, es imprescindible empezar esta formación en casa. Se dice que los niños aprenden de observar, de imitar comportamientos, de modo que si queremos que aprendan a ahorrar y a organizar sus finanzas desde pequeños debemos predicar con el ejemplo.

Porque además esto nos será útil también a nosotros. Si empezamos a adoptar hábitos de ahorro con los más pequeños, también sanearemos nuestra economía y adquiriremos nuevas destrezas para hacer frente a los apuros financieros o a las malas rachas. Aprender enseñando, esa es la clave.

Pero… ¿cómo lo hago?

La teoría suena fenomenal, ¿pero cómo lo llevo a la práctica? No se trata de impartir clases maestras sobre conceptos financieros a los más pequeños ni adentrarles en el mundo de la inversión. Basta con hacer pequeños ejercicios que irán tornándose en costumbre con el paso del tiempo y que se instalarán en su vida sin que apenas lo noten.

La hucha

El primer paso es básico: aprender a ahorrar. Y sí, la hucha es el objeto más tradicional de ahorro y, aunque casi está en desuso, puede seguirse utilizándose. Para los niños será como un juego y a la vez un reto meter todas las semanas algo de dinero en su hucha (si es bonita o forma parte de sus juguetes les motivará más) y para nosotros también puede ser muy válida. Si la utilizamos a la vez que los pequeños también conseguiremos ahorrar algo echando en ella la calderilla diaria. A fin de mes, seguro que a toda la familia le gusta abrirla y comprobar cuánto hay ahorrado.

Con los peques al banco

¿Quién dijo que un banco no es lugar para niños? Llevar a nuestros hijos al banco para que nos acompañen en nuestras gestiones (siempre que no sean reuniones largas en las que se aburran y en las que no es conveniente que estén) nos permitirá empezar a explicarles la utilidad del sector financiero, las gestiones que se pueden realizar allí y cómo tendrán que manejarse en la vida adulta. Además, podrán empezar a conocer conceptos como libreta de ahorro, cuenta bancaria, saldo disponible, números rojos (o negros), cargo a cuenta, tarjeta de crédito, nómina, préstamo, etc.

YouTube, ¿por qué no?

El desarrollo tecnológico y de las plataformas para compartir contenido, como YouTube, aparecen como canales muy apropiados para formar a nuestros hijos en el tema de las finanzas personales. En este canal de vídeo encontrarás muchos cuentos e historias animadas sobre el ahorro que les enseñan y, a la vez, les divierten. 

Además, hay multitud de cuentos que pueden leer para iniciarse en la temática, cuentos clásicos con moraleja que llevan ya implícito ese mensaje de ahorro y precaución. En este caso, se los puedescontar tú mismo, de modo que no solo enseñarás a tus hijos, sino que también compartirás más momentos con ellos.

A la compra

Es muy interesante es que aprendan a hacer la compra con nosotros. Podrán acompañarnos y servirnos de ayudantes buscándonos las mejores ofertas, mirando los precios, comparándolos… es una buena forma de ir acostumbrándose para la vida adulta y, también, de ahorrar a la hora de llenar el carrito.

Actividades extraescolares

Aunque todavía no hay muchas iniciativas de este tipo, averigua si en su colegio o en centros cercanos a vuestro hogar (bibliotecas o centros culturales) imparten cursos o actividades extraescolares de educación financiera. Sí es así, apúntate con tus hijos para refrescar conocimientos, ayudarles a entender ciertos conceptos y, a la vez, pasar tiempo en familia.