La regla del 120 o cómo invertir en activos según tu edad

A la hora de invertir en productos de ahorro, no hay una única regla infalible que permita a todo el mundo acertar con la distribución óptima de la inversión. Sin embargo, basándose en la experiencia, se pueden aplicar algunas recetas que sirven para dirigir el ahorro hacia unos productos concretos y dimensionar el riesgo que merece la pena asumir en cada momento a lo largo del tiempo.

Este es el caso de la Regla del 120, que sirve para estructurar el ahorro de una persona en función de su edad. Para aplicar esta regla hay que restar a 120 la edad del ahorrador, obteniendo como resultado la cantidad de capital en tanto por ciento que debe ser colocada en renta variable, es decir, en productos inversión de alto riesgo. La diferencia hasta el 100% la regla recomienda que debe colocarse en renta fija, es decir, en productos de menor riesgo.

¿Cómo repartir el capital en productos de inversión y ahorro?

La Regla del 120 propone una solución que se resume en que a mayor edad, las decisiones de inversión deben llevar a productos de menor riesgo; mientras que a menor edad, las inversiones pueden ser más arriesgadas porque la persona tendrá más tiempo para recuperarse en caso de que toda o parte de la inversión no salga bien.

Por ejemplo, una persona de 40 años que aplique la Regla del 120, obtendrá como resultado que deberá colocar en renta variable el 80 % de su inversión, dejando el 20 % restante en productos de menor riesgo. Este resultado se justifica en que una inversión realizada por una persona de esta edad tiene muchas probabilidades de evolucionar positivamente a lo largo del tiempo, aunque haya algún momento malo por el camino o incluso no salga bien.

Hay que tener en cuenta que la Regla del 120 no es infalible y tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, no tiene en cuenta la situación del mercado. Si el mercado atraviesa por una situación de alta volatilidad de los valores, o de crisis como la de los pasados años, es posible que haya que aplicar algún factor de corrección para poder repartir el ahorro de manera optimizada.

En cualquier caso, para lo que sí sirve la Regla del 120 es para tener en cuenta la importancia de invertir en los productos de ahorro adecuados, diversificar y tener una referencia del riesgo que se debe asumir en cada momento de la vida. Si se está muy alejado de la situación teórica ideal, debería al menos servir para lanzar una reflexión sobre si se está aprovechando todo el potencial de ahorro o si, por el contrario, se están asumiendo más riesgos de los recomendables.