¿Por qué es importante la rentabilidad por dividendo?

​A la hora de invertir en un determinado activo, debemos fijarnos en una serie de indicadores para comprobar si la rentabilidad que ofrece es superior o inferior a la de otro instrumento más seguro. De este modo, conoceremos de antemano si esta mayor rentabilidad ofrecida por esos valores compensa el riesgo asumido. Evidentemente, en algunos instrumentos financieros, como los depósitos a plazo fijo o los bonos del Tesoro, su rendimiento es conocido de antemano, ya que coincide con el interés que devengan (aunque, eso sí, una vez deducidos los costes necesarios para su adquisición y los impuestos). 

​Pero, ¿qué ocurre en el caso de las acciones? ¿Cómo podemos determinar de antemano esta rentabilidad si su precio fluctúa a diario? Muy sencillo. Existe un indicador, llamado rentabilidad por dividendo que refleja la relación que existe entre el dividendo pagado por la empresa y el precio de la acción, expresado en términos porcentuales.

Por ejemplo, si el precio de una acción​ es de ​10 euros, y el dividendo que paga esa empresa es de 1 euro, la rentabilidad por dividendo que ofrece la misma es del 10% (1/10 x 100). Por esta razón, aunque el precio de una compañía que cotiza en bolsa sea el mismo en un momento determinado, su rentabilidad para el accionista será diferente en función del dividendo que pague.

¿Cómo cambia la rentabilidad por dividendo?

​Como ya hemos puesto de manifiesto en el primer párrafo, la rentabilidad por dividendo es un indicador importante porque permite realizar comparaciones entre dos o más instrumentos y activos financieros, de manera que se puedan ponderar los riesgos a la hora de tomar decisiones de inversión. Aunque, eso sí, para que este indicador sea realmente relevante debe utilizarse en compañías cuya cotización en bolsa no sea demasiado fluctuante.

Y es que, ante una política de dividendos estable en el tiempo, la debilidad de las acciones en bolsa favorece la rentabilidad por dividendo (y, por tanto, ​hace más atractiva la acción) mientras que, por el contrario, la fortaleza de estas mismas acciones hace que la rentabilidad por dividendo caiga (haciendo que los potenciales inversores no tengan tan claro si invertir en la empresa).

​​La rentabilidad por dividendo en las empresas del IBEX

​Ante un contexto de bajos tipos de interés como el que nos encontramos, las acciones se han convertido en un activo jugoso para los inversores. Sin ir más lejos, las empresas del IBEX-35 ofrecen rentabilidades por dividendo más altas que las de muchos activos. De hecho, más de la mitad de los valores que conforman el selectivo español tienen una rentabilidad por dividendo superior al 5%.

Por poner varios ejemplos de empresas conocidas y que tienen muchos accionistas minoritarios, Telefónica ofrece para este 2017 una rentabilidad por dividendo del 8,51%; BME, del 6,91%​; BBVA, del 5,78%; Atres Media, del 6,19%; CaixaBank, del 6,48%; Repsol, del 5,48% y el Banco Santander, del 4,98%. En el caso de estas empresas grandes, además, con una política tan estable, es difícil que veamos cambios en los próximos meses en este indicador.