Hablar de trámites legales tras un fallecimiento no es precisamente el plan ideal, pero es algo que tarde o temprano toca afrontar. Entre los documentos clave en este proceso se encuentra el certificado de últimas voluntades, un papel que, aunque no suene muy conocido, es esencial para determinar si la persona dejó un testamento y en qué notaría se formalizó. Más allá de su función inmediata, este certificado se relaciona con otros documentos fundamentales como el certificado de defunción, el certificado literal de defunción o el certificado digital, todos ellos necesarios para gestionar correctamente la herencia y otros trámites legales. Saber cómo obtenerlo y entender su utilidad puede ahorrarte más de un dolor de cabeza en un momento complicado.
El certificado de últimas voluntades es un documento oficial clave en el proceso de sucesión. Su función principal es confirmar si una persona ha otorgado testamento antes de fallecer y, en caso afirmativo, informar sobre su localización. De esta manera, los herederos pueden conocer las disposiciones legales que dejó el fallecido respecto a su patrimonio.
Para obtener el certificado de últimas voluntades, es fundamental presentar el certificado literal de defunción, un documento oficial expedido por el Registro Civil, que acredita el fallecimiento de la persona en cuestión.
Además, la solicitud se realiza ante la Gerencia Territorial del Ministerio de Justicia o mediante trámites electrónicos, dependiendo de la preferencia del solicitante. Generalmente, el proceso es sencillo y no requiere de intermediarios legales, aunque en algunos casos puede ser recomendable contar con asesoramiento jurídico, sobre todo si hay dudas sobre el proceso sucesorio.
Aunque están estrechamente relacionados, el testamento y el certificado de últimas voluntades tienen funciones distintas.
Este certificado es imprescindible para los herederos, ya que les permite acceder al testamento y seguir las instrucciones legales que dejó el fallecido.
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El certificado de últimas voluntades es un documento esencial en la gestión de herencias. Su función principal es facilitar a los herederos la información necesaria sobre la existencia de un testamento y su ubicación, evitando procesos innecesarios y agilizando los trámites de sucesión.
Con este documento, los herederos pueden:
Sin el certificado de últimas voluntades, los herederos podrían enfrentarse a procesos legales más complejos, especialmente si desconocen si existe un testamento o dónde está registrado. Además, esto podría derivar en confusiones y gastos adicionales durante la gestión de la herencia.
El certificado de últimas voluntades es un documento clave en el proceso de sucesión, pero ¿quién debe solicitarlo? Aunque cualquier persona con interés legítimo en la herencia puede hacerlo, lo más común es que sean los herederos o familiares directos quienes gestionen este trámite.
Este certificado es necesario para acceder al testamento y conocer las disposiciones del fallecido, por lo que suele ser solicitado por:
Para obtenerlo, es necesario presentar el certificado de defunción en formato literal, pagar la tasa correspondiente y completar la solicitud oficial, que puede hacerse presencialmente o de manera digital en la sede electrónica del Ministerio de Justicia.
El certificado se emite en pocos días y es fundamental para la correcta gestión de la herencia, evitando demoras en la repartición de bienes y asegurando que la sucesión siga el procedimiento legal adecuado.