¿Es necesario beber agua constantemente? Problemas por hidratación

​Entre un 50 y un 70% del peso de nuestro cuerpo está compuesto de agua, lo que hace indispensable un correcto aporte hídrico en nuestra dieta diaria. La cantidad mínima que desde médicos y otros especialistas de la sanidad recomiendan que bebamos está entre 1,5 y 2 litros de agua, unos 10 vasos diarios. 

Con este aporte, compensamos las pérdidas que se producen por sudor y orina en circunstancias normales. Si las condiciones ambientales son más adversas, como las que se producen por temperaturas por encima de los treinta grados y una mayor humedad ambiental, deberemos beber incluso más.

Por supuesto, no sólo son las condiciones ambientales las que determinan beber más. El ejercicio físico nos obliga a tener una buena hidratación. Para una actividad leve-moderada, se recomienda ingerir entre 150-250 cc de agua por cada 20 minutos que practiquemos la misma.

No sólo perdemos agua cuando hacemos ejercicio

Frente a los que cometen el error de beber sólo cuando tienen sed, es decir cuando aparece este mecanismo de estímulo que se activa cuando ya estamos por debajo del nivel adecuado de hidratación, están los que se posicionan en el otro extremo, beben en exceso todos los días. Las razones son variadas, pero, principalmente se produce cuando se cree que, por beber más, ampliamos sus efectos beneficiosos. El resultado, puede ser todo lo contrario.

Si hemos determinado que en circunstancias normales lo adecuado es beber alrededor de 2 litros de agua, superar los 4 litros sin que medien circunstancias especiales (calor, ejercicio intenso), puede causarnos problemas para la salud. Pero también si no hacemos un buen equilibrio entre los líquidos perdidos y no tenemos en cuenta que cuando hacemos ejercicio también se produce una disminución de otros elementos esenciales para nuestra salud.  

El problema que se repite más por este desequilibrio se denomina hiponatremia, o nivel bajo de sodio, un mineral esencial para mantener nuestra tensión arterial. Si reponemos las pérdidas producidas por un exceso de sudoración exclusivamente con agua, sin incluir electrolitos y otros nutrientes, que podemos ingerir de otras bebidas o alimentos (frutas, barras de cereales, etc.), llegaremos a este desequilibrio, que puede causar cefaleas, mareos, confusión, vómitos e incluso convulsiones.

La enfermedad de beber agua en exceso

Si el primer problema se produce porque hemos realizado un mal análisis de nuestras necesidades de agua, especialmente mientras realizamos un ejercicio, tiene peores consecuencias si este exceso de beber agua se produce por una obsesión. Este trastorno se denomina potomanía, derivado de la ingesta compulsiva de más de 4 litros de agua diaria y que puede llegar hasta los 15 litros, sin que medie ninguna enfermedad neurológica o trastornos de otro tipo como puede ser la diabetes o problemas hormonales.

Las consecuencias que puede derivarse de la potomanía agravan las de una hiponatremia, especialmente por la continuidad en el tiempo de este mal hábito que lleva a la somnolencia, convulsiones o lentitud en el habla. Además de eliminar el origen de esta obsesión, los tratamientos también deben recuperar los niveles de electrólitos y los de sodio, potasio y cloro en plasma.

Aunque beber poca agua nos puede causar problemas de salud importantes, también podemos tenerlos si bebemos en exceso. Hagámoslo en la cantidad adecuada, acomodemos las circunstancias externas como a las propias, especialmente si realizamos ejercicio físico, sin olvidarnos que en este caso no sólo perdemos líquidos, también minerales y elementos fundamentales para nuestra salud.   ​