Diferencias entre planes de pensiones en Alemania y España

Las comparaciones son odiosas… pero muy reveladoras. Un alemán se supone que es alto, rubio y ordenado; un español, en cambio, moreno, de estatura media e impuntual. Jubilados, el alemán vivirá largas temporadas en Mallorca o en Canarias y el español visitará obras y cuidará de los nietos. Sí, los estereotipos son aún más odiosos que las comparaciones porque ¿son tan diferentes los sistemas de pensiones de un país y de otro para hacer tan distintos a sus mayores?

El sistema de pensiones español se basa principalmente en el reparto mientras que el alemán es una fórmula mixta entre el reparto y la capitalización. Esto quiere decir que en nuestro país las pensiones de jubilación se financian con las aportaciones de los trabajadores en activo mientras que en el sistema germano se mezclan las aportaciones de los que están en activo con las que en su día realizaron los que ahora están jubilados a sus planes de pensiones privados.

Fomento de los planes de pensiones privados

Los alemanes han repartido las pensiones de jubilación obligatorias entre los sectores público y privado. El gobierno germano aprobó hace unos años una reforma por la que se fomentan los planes de pensiones promovidos por las empresas y los planes individuales al aplicarles subsidios y ventajas fiscales. Estos últimos, los planes personales voluntarios incentivados fiscalmente y subvencionados por el Estado, son los llamados Riester Pensions y Rupup Rente. Los primeros, que llevan el nombre del ministro de Trabajo que los introdujo, están fuertemente regulados por el Estado. Las cuantías de las subvenciones que se les aplican dependen de la renta así como del número de hijos de los suscriptores y del pago de impuestos y sus prestaciones tributan como rentas en el momento en el que se perciben. Los planes Rurup están pensados para los trabajadores por cuenta propia que obtienen deducciones fiscales crecientes por las aportaciones que hacen al plan.

Por su parte, las empresas ofrecen a sus trabajadores hasta cinco tipos de planes de pensiones de empleo diferentes. Desde aquel en el que la empresa se compromete a pagar pensiones que provisiona en su balance, a hacerlo a través de la contratación de un fondo con una entidad independiente o las que contratan un seguro directo para el empleado.

Pero, como hemos dicho, el sistema alemán es mixto, lo que quiere decir que también se componen de un sistema de reparto. Un sistema cuyos derechos se calculan mediante un sistema de puntos adquiridos a lo largo de la vida laboral cotizando a la seguridad social. Por cada año trabajado se suma un punto y después de retirarse el número de puntos se multiplica por el valor de los puntos de la pensión.

Planes de pensiones en Europa

En el resto de Europa, el sistema de pensiones se reparte también entre estas dos fórmulas de capitalización y el de reparto. Pero, entre todos, los expertos consideran como el sistema de pensiones de referencia al sueco que obliga a los trabajadores a contar con un plan de pensiones privado al que deben aportar parte de sueldo.

El modelo sueco pasó de basarse en una prestación definida (como el español) a otro basado en aportaciones definidas, en el que esta prestación a definir depende del capital acumulado en una cuenta virtual (llamada nacional ). Esta cuenta recoge las aportaciones de cada cotizante y los rendimientos ficticios que dichas aportaciones generan a lo largo de toda su vida laboral. El trabajador aporta el 16% a las cuentas nocionales y el 2,5% a cuentas individuales que él mismo elige.

Ante una población cada vez más envejecida, el debate sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones en nuestro país está cada vez más presente en el día a día. Los expertos consideran que el futuro pasa por los planes de pensiones privados, y piden que se vuelva la mirada a lo que han hecho los alemanes, incentivando y subvencionando estos planes, o los suecos, haciéndolos obligatorios. Puede que así todos tengamos para retirarnos en Canarias con un vecino rubio, quien sabe si alemán o sueco.