Impuestos estrambóticos: pagar por respirar y otros ejemplos

Los impuestos sirven para que los ciudadanos paguen los servicios públicos que consumen en diferentes ámbitos. Las carreteras, los centros de enseñanza, los hospitales y otros muchos servicios públicos no se financian de la nada, sino que los impuestos pagados por diferentes conceptos permiten sufragar sus gastos de funcionamiento.

Estos impuestos pueden ser variados, siendo algunos de los más conocidos en España el Impuesto Sobre el Valor añadido (el IVA) y el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (el IRPF),  porque nos afectan a muchos. Sin embargo, hay otros impuestos poco conocidos que se aplican en algunos lugares del mundo y que son bastante estrambóticos.

Impuestos por emitir gases

En 2011 se creó en Australia un impuesto cuyo objetivo era gravar las emisiones de CO2, haciendo pagar 25 dólares australianos por cada tonelada generada. Su éxito fue nulo, por lo que fue derogado en 2014.

En Dinamarca e Irlanda no cuajó la propuesta de cargar a los propietarios de ganado con un impuesto por emisión de gases de sus animales, así que se ahorraron los 13 euros por res.

Impuesto para personas guapas y obesas

En Japón, Takuro Morinaga, analista económico muy popular en televisión, propuso imponer un incremento de impuestos a las personas solteras y guapas para compensar el mayor afecto que tienen en la sociedad, comparado con las personas más feas. Su propuesta no fue aprobada y sería curioso cómo lo aplicaría el Gobierno. ¿Pagarías más impuestos por ser considerado guapo?

En Finlandia, se intentó promover un impuesto para las personas obesas, en la línea del intento de Japón de aplicar un impuesto a los guapos, pero con la justificación de penalizar a las personas que no cuidaban su forma y generaban más gastos de salud al sistema sanitario público. No salió adelante por ser discriminatorio.

Sí salió adelante en Dinamarca, en 2011, el impuesto sobre las grasas saturadas, cuyo objetivo es penalizar aquellos alimentos que contienen este tipo de ingredientes y que se suponen perjudiciales para la salud si se ingieren más de la cuenta. Así, la mantequilla y los aceites son gravados desde entonces.

Las brujas y adivinos también pagan impuestos

El negocio de la brujería y la adivinación es otro de los impactados por impuestos raros, al menos en Bucarest, donde aquellas personas que se dedican a estos menesteres deben pagar un 16 % de impuestos por sus ingresos, además dela contribución a la jubilación y seguros sociales.

Reino Unido, un lugar único para los impuestos raros

En Reino Unido se implantaron varios impuestos raros en la entre los años 1700 y 1850. El primero que sorprende es un impuesto para los sombreros entre 1784 y 1811, el hat tax. Los comerciantes debían adquirir una licencia para poder venderlos y los propietarios, pagar un impuesto por cada sombrero que poseyeran. La justificación era hacer pagar impuestos a los ricos, habitualmente poseedores de muchos sombreros, mientras que los pobres sólo disponían de uno o ninguno y pagaban menos o no aportaban nada.

En Reino Unido también se implantó entre 1697 y 1851 el impuesto a las ventanas, también para sacar dinero a los ricos, al gravar el número de ventanas de las casas. Cuantas más ventanas, más grande la casa y más rico se supone que sería su propietario. Hubo gente que prefirió tapiar algunas ventanas para pagar menos impuestos, que parece que daba buen resultado para las arcas públicas porque en los años sucesivos fue aplicado también por países vecinos como Francia.

Otro impuesto raro de este lugar fue el impuesto sobre el papel pintado que se usaba en las casas, que lo gravaba también para sacarle dinero a los ciudadanos más ricos, cuyas casas eran más grandes.

También lo intentaron con un impuesto a los ladrillos, que los fabricantes contrarrestaron inicialmente fabricando ladrillos más grandes. El gobierno neutralizó la medida imponiendo un tamaño máximo de ladrillo.

Los antiguos también imponían impuestos de aúpa

Entre los impuestos antiguos que más llaman la atención están los que se aplicaban en la Antigua Roma cuando alguien compraba la libertad de un esclavo, operación que se gravaba con un 5 % sobre el valor del éste. El emperador romano Nerón promovió un impuesto para la recolección de orina, la cual servía para diferentes usos a los profesionales del lavado de ropa para blanquearla y de fabricación de prendas de pieles.

En el Antiguo Egipto se impuso uno de los primeros impuestos de la historia, el del aceite para cocinar. Incluso se revisaban las casas para ver si se estaba usando la cantidad declarada.

La barba paga

No tan antiguo como los de Roma y Egipto pero sí igual de estrambótico era el impuesto sobre las barbas impuesto por el Zar Pedro el Grande en Rusia. Los hombres que no fueran campesinos o religiosos, debían pagar un impuesto de 100 rublos por barba, literalmente.

Todos ellos son impuestos que en nuestro país nos parecerían más que raros, ya que nadie puede pensar en que por el hecho llevar barba nos vayan a gravar con un impuesto, y mucho menos por ser obeso o más o menos guapo.

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