En la actualidad, escoger entre un producto de ahorro u otro es tarea bastante complicada. Los bajos tipos de interés que rigen el mercado en la actualidad han hecho perder atractivo a los productos de renta fija, y no todos los inversores están dispuestos a asumir un mayor riesgo con los productos de renta variable. Cabe pensar que, con la progresiva subida de tipos de interés en Estados Unidos y una política monetaria expansiva en Europa, el futuro seguirá siendo muy similar, lo que puede significar una mala noticia para los ahorradores.
En cualquier caso, todavía quedan algunas alternativas para los ahorradores minoritarios. Por ejemplo, a través de los Planes de Ahorro 5, un producto impulsado por el Gobierno de la mano de la reforma fiscal que pretende incentivar el ahorro gracias a una serie de beneficios fiscales para aquellos contribuyentes que contraten este tipo de productos. Pero, ¿en qué consisten y cuáles son sus beneficios?
Los Planes de Ahorro 5 son un tipo de producto que se instrumentalizan a través de los conocidos como SIALP (seguros) y los CIALP (cuentas bancarias). Se trata de una nueva figura de ahorro cuyos rendimientos están exentos de tributación si se cumplen unos requisitos:
Que la suma de las aportaciones anuales a este producto no superen los 5.000 euros.
Que hayan transcurrido como mínimo cinco años desde la primera imposición al plan.
De esta manera, podremos maximizar nuestra rentabilidad financiero fiscal, y obtener un beneficio mayor que si invirtiéramos nuestros capitales en un producto de ahorro de similares características. Además, si el contribuyente decide acceder a un Plan de Ahorro 5 tienen la opción de movilizar el ahorro acumulado desde un SIALP a un CIALP indistintamente, sin coste, pudiendo beneficiarse de la exención siempre que no disponga de su plan hasta pasados cinco años desde la apertura.
Los Planes de Ahorro 5 tienen una serie de restricciones que, de no cumplirse, pueden hacer que el producto pierda todo su atractivo fiscal.
Por el momento, la media de los rendimientos netos de los productos comercializados por las entidades es muy similar a la de los depósitos, aunque mayor si tenemos en cuenta las exenciones fiscales. Ahora bien, muchas entidades, conscientes de que el gancho fiscal no es suficiente, han comenzado a ofrecer unos rendimientos más atractivos, máxime teniendo en cuenta que su poca flexibilidad, tanto en la cuantía de las imposiciones como en los plazos, es un inconveniente para muchos ahorradores.