Cinco alternativas a los bajos tipos de interés a plazo fijo

Vivimos en una época en la que ya no es posible obtener una cierta rentabilidad por nuestros ahorros sin asumir por ello ningún riesgo. Los bajos tipos de interés que rigen el mercado en la actualidad como consecuencia de las políticas monetarias expansivas de los principales bancos centrales a nivel mundial, están provocando una pérdida de parte del atractivo que tenían los productos a plazo fijo, como pueden ser los depósitos bancarios o la deuda pública.

En cualquier caso, todavía existen alternativas, aunque la mayoría de ellas exigen asumir o bien un cierto riesgo o bien la contratación de productos más ilíquidos. Te presentamos cinco de ellas, por si todavía estás dudando cuál es la que mejor se adapta a tu situación y circunstancias económicas.

Acciones de empresas solventes

Es uno de los productos que mejor acogida han tenido entre los inversores minoritarios, en especial cuando hablamos de compañías que cotizan en el IBEX-35. La solvencia de estas empresas, unida a la posibilidad de obtención de un dividendo periódico, hacen que el riesgo se mitigue de forma notable.

Se trata de un producto muy líquido, ya que en cualquier momento podemos vender las acciones en el mercado secundario (la Bolsa), y con el que podemos obtener una elevada rentabilidad si los vaivenes de la Bolsa ayudan. Invertir en Bolsa sin riesgo es imposible, pero sí hay valores más tranquilos que pueden ser adecuados para perfiles de inversión más conservadores.

Los depósitos estructurados

Se trata de una alternativa de los tradicionales depósitos bancarios muy a tener en cuenta. Su funcionamiento es análogo al de estos, al tratarse de imposiciones realizadas a un fondo, aunque cuenta con la diferencia de que, al ligar la evolución de su rentabilidad a un índice o apuesta bursátil, su rentabilidad no es fija aunque, eso sí, puede llegar a ser mayor.

Seguros de ahorro

Al contrario de lo que la mayoría de gente cree, los seguros también forman parte del entramado financiero y, en muchas ocasiones, también se consideran como productos de ahorro. Esto es precisamente lo que ocurre con los seguros de ahorro, un producto similar a los depósitos bancarios en cuanto a su funcionamiento, al tener que satisfacer primas que se acumularán a la rentabilidad devengada por el seguro.

Este tipo de productos cuentan con la ventaja de que, generalmente, la rentabilidad suele ser mayor a la de los depósitos bancarios. Además, al destinar parte de nuestra aportación a una prima de seguro, cubre supuestos como el fallecimiento con un capital adicional al aportado.

Fondos de inversión mixtos

Dicen que en el punto medio está la virtud, y esta máxima se suele cumplir también cuando hablamos de finanzas, como por ejemplo a través de los fondos de inversión mixtos. Estos productos ofrecen una mezcla entre renta variable (bolsa) y renta fija (deuda pública y privada). En función de cómo reparten su patrimonio, existen dos alternativas: fondos de inversión de renta fija mixta, concentrando su capital mayoritariamente en renta fija; y fondos de inversión de renta mixta variable, cuyo patrimonio se invierte en gran medida en bolsa y otros mercados de renta variable.

Con una rentabilidad que oscila entre el 2% y el 6%, es un tipo de producto ideal para aquellos inversores que quieran ir un paso más allá y decidan asumir un cierto riesgo en sus carteras a cambio de una mayor rentabilidad. Como en cualquier otro fondo de inversión, son productos líquidos y las participaciones pueden venderse en el momento que el inversor considere oportuno.

Plan de ahorro 5

El ahorro a largo plazo siempre se ha considerado como un componente muy importante no sólo para que las familias puedan cubrir determinadas contingencias, sino también porque el Estado necesita de ahorro privado para financiar sus gastos. En este sentido, y de la mano de la reforma fiscal, el Gobierno decidió incentivar el ahorro entre las familias españolas con sus Planes de Ahorro 5.

Se trata de un instrumento que cuenta con la peculiaridad de que los intereses generados por las cuentas de ahorro y seguros mantenidos durante cinco años están exentos de tributar en el IRPF, hasta un tope de 5.000 euros, lo que aumentará la rentabilidad después de impuestos del ahorrador. No obstante, cuentan con el inconveniente de su rigidez en las condiciones, ya que el contribuyente perderá la exención si decide retirar sus ahorros de manera anticipada.

En cualquier caso, y sea cual sea tu perfil de inversión, lo más recomendable es no invertir todo nuestro capital en un solo producto, sino diversificar nuestra inversión para, de esta manera, reducir al máximo posible el riesgo de perder parte de nuestro patrimonio sin necesidad de por ello renunciar a una cierta rentabilidad por nuestro dinero.