Como ya hemos visto en otros posts dentro de esta serie histórica, los seguros no son un invento ni mucho menos actual. Si allá por el año 3.000 antes de Cristo, los chinos ya utilizaban los seguros para protegerse de los ríos y después,los egipcios inventaron lo que hoy conocemos como el seguro de vida, los fenicios no iban a quedarse atrás e hicieron su pequeña aportación a este importante negocio con los primeros corredores de seguros.
Vivimos en una época en la que ya no es posible obtener una cierta rentabilidad por nuestros ahorros sin asumir por ello ningún riesgo. Los bajos tipos de interés que rigen el mercado en la actualidad como consecuencia de las políticas monetarias expansivas de los principales bancos centrales a nivel mundial, están provocando una pérdida de parte del atractivo que tenían los productos a plazo fijo, como pueden ser los depósitos bancarios o la deuda pública.
Las burbujas han sido (y siguen siendo) un fenómeno recurrente en la historia económica. Desde que en el S.XVII se formase la burbuja de los tulipanes, muchas han sido las que se han formado desde entonces, hasta la reciente burbuja inmobiliaria en España que todos tenemos en el recuerdo.
La teoría de juegos es una rama de las matemáticas que ayuda a comprender el comportamiento de las personas en muchas situaciones cotidianas, especialmente cuando tienen que tomar decisiones económicas. Aplicada a la economía, la teoría de juegos permite mejorar la toma de decisiones.
Desde que el ser humano toma conciencia de que vive en un mundo caracterizado por la incertidumbre y que cualquier suceso adverso puede modificar su vida cotidiana, utiliza una gran variedad de seguros que sirven para mitigar estos riesgos en algunos casos y, en otros, para eliminarlos por completo.
El dinero no da la felicidad, ¿verdad universal o mito? Cada uno tendrá su propia respuesta y es posible que para evitar controversias se pusiera a esta expresión un apellido; porque será verdad que el dinero no da la felicidad, pero ayuda. Pocas cosas son blancas o negras y muchas de las creencias, de verdades que creemos universales sobre la forma en que debemos gestionar nuestro dinero, no son más que verdades a medias o, directamente, inventos.
Ahora que muchos, convertidos en padres y madres, dan una segunda, tercera y hasta cuarta lectura a los cuentos clásicos se habrán dado cuenta que muchos de estos relatos enseñan algo más que lo obvio. Este es el caso de la historia de Pinocho. El cuento del niño de madera con el que aprendemos que mentir es malo, nos da también algunas pautas que deberíamos seguir a la hora de gestionar nuestro patrimonio desde niños. Por ejemplo, su encuentro con el gato y el zorro explica de forma creativa y sencilla la relación que existe entre el riesgo financiero y el rendimiento de las inversiones.
Ya ha llovido, y no poco, desde que la sal fuera utilizada como medio de pago. Quién sabe si dentro de no demasiado tiempo ocurrirá lo mismo con las monedas y los billetes que hoy engordan, alguno más que a otro, nuestras carteras. Internet y las nuevas tecnologías han cambiado nuestra sociedad; si hoy ya nadie utiliza una cabina de teléfonos, pocos compran un periódico o casi nadie escribe una carta, hay también ya países que han emprendido la carrera por suprimir el dinero en efectivo, como Dinamarca. Quienes están a favor de enterrar las monedas citan entre los beneficios que implicaría un control más efectivo del dinero, puesto que habrá menos dinero negro o descenderán los atracos; quienes se ponen en el otro lado de la balanza hablan de que crecerán los ciberdelitos y que se dejaría aún más al margen de la sociedad a los más desfavorecidos.
¿Comprar o no comprar? He ahí la cuestión. Esta pregunta, que nos podría asaltar ante el mostrador de cualquier supermercado, no difiere de la que nos planteamos cuando pensamos si aceptamos o no la oferta que nos hace una empresa para que compremos sus acciones. Dicho de un modo más técnico: cuando sopesamos si acudimos o no a una Oferta Pública de Venta (OPV).