Cuando éramos pequeños, nuestros profesores nos enseñaron que los adjetivos calificativos servían para añadir una cualidad al sustantivo al que acompañan. Algunos de ellos, como alto, rubio o gordo, son consideradas cualidades objetivas de una persona, mientras que otras como guapo, simpático o enérgico, son cualidades subjetivas. Estos adjetivos calificativos también se utilizan en el ámbito financiero, y su importancia es enorme, ya que marcan la diferencia entre lo que implica invertir en un activo con riesgo a otro con un riesgo más moderado.
Si preguntáramos cuáles son los tipos de productos financieros más conocidos, posiblemente las respuestas serían casi siempre las mismas: depósitos y acciones, aunque algún avispado podría, incluso, mencionar algún producto más complejo como los productos derivados, pero no mucho más allá.
Hemos cambiado. Mezcla de la crisis y de las posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías, nuestra manera de consumir ha cambiado por completo. Los jóvenes ya no quieren ser propietarios de un coche y la industria del automóvil anda preocupada, pero, quizá, tampoco quieran comprar una casa, muebles… ¿para qué endeudarse por tener algo si puedes pagar por ello sólo cuando lo necesitas?
Vivimos en una época en la que los conceptos utilizados por los economistas ocupan gran parte del debate público. Términos que hasta hace poco tiempo nos parecían imposibles de aprender se han convertido en una parte importante de nuestro día a día y ya no podemos imaginar un mundo en el que no existan las primas de riesgo, los déficits o los Presupuestos Generales del Estado.
Como ya hemos visto en otros posts dentro de esta serie histórica, los seguros no son un invento ni mucho menos actual. Si allá por el año 3.000 antes de Cristo, los chinos ya utilizaban los seguros para protegerse de los ríos y después,los egipcios inventaron lo que hoy conocemos como el seguro de vida, los fenicios no iban a quedarse atrás e hicieron su pequeña aportación a este importante negocio con los primeros corredores de seguros.
Vivimos en una época en la que ya no es posible obtener una cierta rentabilidad por nuestros ahorros sin asumir por ello ningún riesgo. Los bajos tipos de interés que rigen el mercado en la actualidad como consecuencia de las políticas monetarias expansivas de los principales bancos centrales a nivel mundial, están provocando una pérdida de parte del atractivo que tenían los productos a plazo fijo, como pueden ser los depósitos bancarios o la deuda pública.
Las burbujas han sido (y siguen siendo) un fenómeno recurrente en la historia económica. Desde que en el S.XVII se formase la burbuja de los tulipanes, muchas han sido las que se han formado desde entonces, hasta la reciente burbuja inmobiliaria en España que todos tenemos en el recuerdo.
La teoría de juegos es una rama de las matemáticas que ayuda a comprender el comportamiento de las personas en muchas situaciones cotidianas, especialmente cuando tienen que tomar decisiones económicas. Aplicada a la economía, la teoría de juegos permite mejorar la toma de decisiones.
Desde que el ser humano toma conciencia de que vive en un mundo caracterizado por la incertidumbre y que cualquier suceso adverso puede modificar su vida cotidiana, utiliza una gran variedad de seguros que sirven para mitigar estos riesgos en algunos casos y, en otros, para eliminarlos por completo.