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El Blog de Nationale-Nederlanden

​El 21 de octubre de 2015, Marty Mcfly y Doc Emett Brown aterrizaban en su futuro, que ya es nuestro presente. Pero era un futuro desconocido para nosotros; no había coches ni patinetes voladores y pequeñas masas de pizza no se convertían en familiares solo con meterlas en un microondas. Este fue el futuro que los guionistas de la película Regreso al Futuro se imaginaron en 1985, y aunque sí adivinaron algunas cosas, como la teleconferencia, se equivocaron en la mayoría de ellas. 

Llega el esperado momento de tu jubilación y son muchas las cosas que dejamos atrás. Nuestro trabajo, muchos amigos hechos durante todos estos años y toda una vida de madrugones y jornadas interminables. Es momento de disfrutar de una merecida pensión y un descanso que nos acompañará el resto de nuestros días.

Los planes de pensiones, en su condición de instrumento de ahorro para la jubilación, impiden a sus beneficiarios retirar el capital acumulado hasta el momento de su jubilación. Si bien la reforma fiscal ha abierto una ventana de liquidez a los diez años para que el titular pueda retirar parte de estos derechos consolidados, las condiciones para rescatar el plan de pensiones son circunstancias excepcionales muy específicas y se resumen en la incapacidad de la persona para generar ingresos por sí misma mediante su trabajo (por llegar el momento de la jubilación o una invalidez permanente, por ejemplo).

Cuando llega el momento de disfrutar de los ahorros que has acumulado durante años en tu plan de pensiones, surge una pregunta crucial: ¿deberías rescatar tu plan en forma de renta o capital? Ambas opciones tienen sus pros y contras, y la elección depende de tus circunstancias personales, necesidades financieras y objetivos a largo plazo. Elegir correctamente puede hacer una gran diferencia en tu bienestar económico durante la jubilación.

​Todos conocemos la historia de la cigarra y la hormiga. Sabemos que ambas, llegado el día, tendrán un retiro y se jubilarán, pero todo indica a que el de la hormiga será más dorado que el de la cigarra. Una buena hormiga no habrá perdido el tiempo y habrá ahorrado durante su vida laboral. Es posible que nuestra hormiga haya echado mano de un plan de pensiones, un instrumento financiero de ahorro para la jubilación al que habrá hecho aportaciones periódicas. Montoncitos que le permiten ahora, llegado el momento de su retiro, disponer de un capital.