El principio KISS para el ahorro
El Principio K.I.S.S., que surge de las siglas de "Keep It Simple, Stupid" y que en castellano significa "Hazlo simple, estúpido", promueve la simplicidad de las cosas. Nació en los años sesenta, durante la época de la carrera espacial, un momento vital para dos superpotencias como Estados Unidos y Rusia, que deseaban liderar el mundo a toda costa.
El Principio KISS sigue vigente hoy en día y se puede aplicar perfectamente a las finanzas personales. Por ejemplo, en el campo del ahorro. Una de las claves para ser eficientes en el ahorro es la simplicidad. A la hora de plantear soluciones para el ahorro, al igual que en muchos otros ámbitos, la mejor suele ser la más sencilla.
Finanzas personales simples para maximizar el resultado
Cuanto más sencillas sean las finanzas personales, mejor resultado se podrá conseguir en el plano del ahorro. Esto significa que se debe contratar el número justo de productos financieros, sólo aquellos que sean suficientemente sencillos como para comprenderlos bien y que realmente sean necesarios.
Por ejemplo, sólo se deben contratar las tarjetas de crédito y débito que sean necesarias. En caso contrario, será más complicado controlar los pagos, las comisiones pagadas por ellas cada año y las opciones de descuentos para ahorrar. Además, a mayor número de tarjetas, se incrementa el riesgo de sufrir un quebranto por un cargo erróneo o por un uso fraudulento de una, al ser más complicado el control de los pagos cargados en ellas.
Ocurre lo mismo con los diferentes productos de inversión. Está bien diversificar el riesgo, pero hasta un límite razonable de productos, dado que estar en demasiados frentes impide optimizar el rendimiento de los ahorros. No por disponer de más cuentas de valores se va a conseguir una mejor rentabilidad. Puede ser justo lo contrario, si los gastos minan los resultados conseguidos con las inversiones.
Divide y vencerás, pero no te olvides de simplificar
En el ahorro, el dicho de divide y vencerás es también correcto. Diversificar es una buena estrategia para repartir el riesgo y compensar malas inversiones con otras buenas, pero sin pasarse. La diversificación en diferentes productos debe tener un límite y una vez que se traspasa lo mejor es concentrar todo en un número mínimo y seguir desde ahí.
¿Qué se tienen demasiadas tarjetas de crédito y débito? Se cancelan las que menos se usan por ofrecer peores condiciones. ¿Qué se tienen más cuentas de valores de las necesarias? No pasa nada, se cierran las que no son imprescindibles y se sigue invirtiendo con las restantes. ¿Qué se tienen demasiados préstamos? Se habla con la entidad bancaria para unificarlo en un único préstamo y evitar sobrecostes.
Lo importante es tener claro que la simplicidad juega a favor del ahorrador. El Principio KISS no se equivoca, marca un camino a seguir adecuado para plantear una buena estrategia de ahorro.
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