¿Por qué pagar parte del salario en previsión social?

El sistema de previsión público, la Seguridad Social, está construido con un doble objetivo: por un lado, cubrir las prestaciones que pueden acontecer en cualquier momento en el que el trabajador esté activo, por ejemplo, en caso de enfermedad; y, por otro, sirve como método de previsión para la jubilación de todos los trabajadores. Si lo que constituye el primer pilar de la protección del trabajador (la previsión pública) funciona de esta manera, también se debería complementar con los otros dos pilares, la previsión empresarial y la que tiene como base nuestras propias aportaciones. 

En este contexto, el segundo pilar, el de la previsión social empresarial, es fundamental para el trabajador. Las aportaciones que la empresa realiza en nuestro favor se hacen con el fin de garantizar nuestro futuro; y se hacen, además, añadiendo un segundo elemento: la rentabilidad. Las aportaciones a productos como los Planes de Pensiones de Empleo y PPSE (Plan de Previsión Social Empresarial) o seguros de vida, con sus diferentes políticas de inversión, asegurando o no el capital, con rendimiento fijo o no, siempre estarán formadas por las aportaciones y las ganancias obtenidas.

Más ventajas para ambas partes

Un empleado que recibe parte de su remuneración en productos de previsión social está constituyendo una prestación económica adicional para el futuro de forma fácil y añadiendo una renta o capital adicional que se obtiene gracias a la rentabilidad que se consigue.

Pero, además de ello, se trata de productos que son eficientes desde el punto de vista fiscal y confieren otras ventajas al trabajador. En primer lugar, cotizan a la Seguridad Social, con lo que supone una ventaja para su prestación futura, ya que cuanto más alta sea la base de cotización, mayor será la pensión pública en el futuro. Además de ello, este pago supone una ventaja para la empresa, al considerarse como una deducción que disminuye los beneficios a declarar en el Impuesto para Sociedades

Además, el empleado se encuentra que las contribuciones, en la medida en que hayan sido imputadas a los partícipes como rendimientos del trabajo, podrán ser objeto de reducción en la base imponible en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas. Se trata de una gran ventaja que se disfruta cada año hasta un límite máximo de 8.000 euros para todas las aportaciones a planes de pensiones, mutualidades de previsión social, planes de previsión asegurados, planes de previsión social empresarial.

En definitiva​, el trabajador se encuentra que las aportaciones de la empresa le ayudan a constituir un capital o renta para la jubilación complementaria a la pensión pública, cada vez más de necesaria. Y lo hace de una forma sencilla, rentable y eficiente.