¿Cómo influye la productividad en el crecimiento económico?

​Muchas personas tienen la idea de que la productividad del trabajo depende únicamente de trabajar muy duro, estar muy cualificados, tener una gran motivación y los incentivos correctos. Y, sí, depende de esos factores, pero no solamente de ellos. En esta entrada explicaremos otros determinantes de la productividad laboral que, no por menos conocidos, son menos importantes.

La calidad de los productos

Cuando se habla de la productividad laboral, se puede medir en el número de unidades físicas que se producen por trabajador. Sin embargo, suele ser más útil hablar del valor de la productividad.

Si, por ejemplo, un agricultor, sin trabajar más horas ni reducir el número de unidades físicas que recoge, consigue cultivar una especie de mayor calidad que la que había cultivado con anterioridad, habrá elevado la productividad de su trabajo. Cuanto mayor sea la productividad que se aplique al proceso productivo, mayor valor se le dará al producto.

La valoración y disposición a pagar por parte del cliente

El valor de la productividad no depende únicamente de la producción. La comercialización es un factor decisivo. Las actividades del departamento de marketing de la empresa no hacen que se produzca más con los mismos recursos, pero sí que pueda mejorar la percepción del cliente. Si éstos están dispuestos a pagar más, el valor de la productividad será mayor.

Por ejemplo, una campaña de difusión de la moda puede hacer que el mismo producto tenga más aceptación y valga más.

La realización de inversiones

Las inversiones pueden mejorar considerablemente la productividad del trabajo. Por un lado, dotan de medios al trabajador para realizar más trabajo en el mismo tiempo. Por otro, sirven de ocasión para introducir formas más modernas para trabajar. 

Por ejemplo, pensemos en el correo. El incremento gigantesco del volumen de cartas y envíos postales de los últimos siglos ha venido acompañado de inversiones que han permitido pasar del reparto por una persona que salía corriendo (de ahí el nombre) hasta los sistemas logísticos modernos, pasando por las caballerías o el tren de correos.

Las mejoras organizativas

No todo es tener los mejores trabajadores, esforzándose al máximo y con buena motivación. La organización del trabajo es clave.

Una comparación con los deportes de equipo nos ayuda a comprenderlo. Un equipo puede perder, a pesar de contar con los mejores jugadores en condiciones óptimas, si su táctica es equivocada. En la empresa sucede lo mismo. 

El entorno

No todo depende de nosotros. El entorno es fundamental y, sobre todo, el marco institucional. Así, por ejemplo, los cambios en el marco jurídico pueden posibilitar o dificultar la realización de iniciativas que mejoren la productividad. Y lo mismo sucede con las infraestructuras de transporte y comunicaciones, la existencia de un buen entramado empresarial, etc.

La productividad y el crecimiento económico

La productividad del trabajo es un factor fundamental en las posibilidades de crecimiento económico de un país a largo plazo. El crecimiento económico se produce porque se trabaja más o porque se es más productivo. 

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Sin embargo, el crecimiento del empleo tiene unos límites más estrechos que el de la productividad. Tiene un máximo teórico que sería que todo el mundo trabajase todo el tiempo. La realidad impone un límite mucho más reducido, ya que existe una necesidad de descanso, hay personas en desempleo, otros que no participan en los mercados de trabajo, niños pequeños, ancianos, personas incapacitadas para poder trabajar, etc.

 

En definitiva, la productividad constituye un elemento clave para el crecimiento económico, la evolución de los salarios y el mantenimiento y mejora del nivel de vida de la población.