Enfrentarse a un folio en blanco nunca es tarea sencilla, pero se complica mucho más si lo que debemos dejar por escrito es nuestro currículum. Una presión que aumenta si tenemos presente que el reclutador de turno, que se enfrenta a una montaña de CV's sobre su mesa, tiene apenas unos segundos para decidir si el nuestro estará entre los elegidos.