Hay personas que acostumbran a mover dinero entre cuentas periódicamente. Por ejemplo, para pagar el importe de la renta mensual por el alquiler de una vivienda, para pagarle la nómina a una persona empleada del hogar o para que otra cuenta a su nombre tenga fondos y que se puedan cargar en ella recibos de servicios (gimnasio, colegios, teléfono, electricidad, agua, etc.).
Una de las vías de retribución que algunas empresas ponen a disposición de sus empleados son los sistemas de compensación flexible. Son sistemas que permiten a los trabajadores adquirir bienes y servicios a través de la empresa, con la ventaja de que se obtienen ventajas fiscales y un mejor precio que si lo hicieran ellos directamente en el mercado.
El pasado 1 de enero, entró en vigor la reforma fiscal aprobada por el Gobierno el año pasado. La mayoría de nosotros sólo nos hemos fijado en la reducción de los tipos impositivos del IRPF, sin prestar atención a otros aspectos igualmente importantes que afectan a la cuantía en impuestos que tendremos que pagar a lo largo del año.
No cabe duda que Ken Follet está de moda. El escritor galés ha publicado recientemente la última obra de su trilogía Century, El Umbral de la Eternidad, en la que relata de forma detallada los acontecimientos más relevantes del siglo XX. Una novela alabada por crítica y público, que han convertido a su autor en todo un fenómeno de masas.
Pagar con "dinero de plástico", es decir, con tarjetas de crédito y débito, puede tener una serie de ventajas que mucha gente no se ha planteado. Concretamente, una de estas ventajas son los seguros que algunas tarjetas llevan incorporados y que responden de algunos riesgos de productos y servicios pagados con ellas.
La inflación afecta a nuestros ahorros de manera lenta, silenciosa e implacable. Está ahí, va comiendo terreno a nuestra inversión pero como no se ve, la mayoría de las veces se pasa por alto. Los economistas definen la inflación como el aumento de los precios durante un periodo determinado de tiempo y, para su cálculo, se utiliza el índice de precios al consumo (IPC).
La lista de la compra sirve para ir al súper, los cupones descuento, las marcas blancas, no olvidarse de apagar la luz y guardar el dinero debajo del colchón. Estos son algunos hábitos que hemos recuperado con la crisis, buena parte de ellos son buenas costumbres que conviene mantener aún en tiempos mejores, todas, menos una. Guardar el dinero debajo del colchón, si somos buenos ahorradores, no es algo que convenga practicar.