Ana Moreno
Desde hace más de ocho años formo parte del equipo de Nationale-Nederlanden España, y actualmente lidero el área de activos digitales. Mi misión es clara: diseñar experiencias digitales útiles, accesibles y centradas en las personas, que ayuden a nuestros usuarios a tomar decisiones informadas sobre su bienestar financiero.
Cada contenido que publico en este blog está pensado para aportar valor real. Me aseguro de que la información sea clara, actualizada y útil, con el objetivo de acompañarte en tus decisiones financieras de forma sencilla y transparente.

En un contexto de bajos tipos de interés como el que actualmente rige en las finanzas europeas, es difícil pensar en cuál es el mejor instrumento en el que invertir nuestros ahorros. Si bien existen alternativas para hacerlo, ninguna de ellas está exenta de riesgos, lo cual no puede ser muy recomendable para algunos ahorradores con perfiles mucho más conservadores.

La decisión de jubilarse o no para un autónomo no es tarea sencilla. La razón principal es puramente económica. La pensión media del trabajador autónomo en 2017 era de 708,55 euros, un 40% menos que lo que perciben de media (1.205,23) un jubilado asalariado. La razón está en lo que estos trabajadores pagan mensualmente como cotización a la Seguridad Social. Para muchos, esta cotización que el trabajador abona en su totalidad (en el caso del trabajador asalariado, es la empresa quien asume la mayor parte) es elevada, lo que lleva a que se opte por la base de cotización mínima. El 86% de los autónomos cotiza por la base mínima, es decir, para tener unos derechos económicos de 919,20 euros al mes (base de cotización mínima de 2017), por la que tendrán que pagar una cuota mensual de poco más de 274 euros mensuales. Este porcentaje de cotizantes de base mínima se dispara hasta el 90% para lo que llevan menos de 5 años dados de alta y para aquellos autónomos menores de 50 años.

Vivimos una época en la que la tecnología es la protagonista y la previsión es que lo siga siendo cada vez más. Internet y los dispositivos electrónicos lo han cambiado todo, como en su día ocurriera con la imprenta o la máquina de vapor que generó la gran Revolución Industrial.

Todos sabemos, más o menos, lo básico; pero conviene no quedarse en la superficie. Los seguros de vida cubren el riesgo de fallecimiento del asegurado o, al menos, esa es la creencia generalizada. Sin embargo, hay mucho más.

Es difícil olvidar el primer suspenso, aunque luego vengan más, y mucho menos si luego no vuelve a aparecer ninguno. Las notas tienen eso, nos califican, nos ponen en nuestro sitio o, al menos, nos sitúan en un escenario determinado. Algo que puede gustarnos más o menos porque a veces el profesor nos tiene manía o porque eso que nos preguntaron no caía en el examen. Excusas aparte, todos nos examinamos, activos financieros incluidos. Aunque sus notas sean distintas y diferentes a nuestros ceros o dieces.

La pensión de jubilación y su cuantía es una cuestión que cada día preocupa más a los trabajadores españoles, especialmente cuando se acerca la edad en la que se comienza a disfrutar del retiro dorado. Esta incertidumbre aumenta conforme aparecen nuevas informaciones sobre la viabilidad del sistema y se desarrollan reformas que modifican los métodos de cálculo empleados hasta ese momento.

Cuando un inversor coloca su dinero en un producto de inversión, se piensa que lo hace con afán de obtener una cierta rentabilidad, pero nunca con un fin adicional. A cambio de su dinero y de asumir un cierto riesgo, si la inversión sale bien, obtiene a cambio una recompensa que incrementa su capital o su participación en un negocio. Sin embargo, las cosas están cambiando y el perfil del inversor tradicional no es el único que puja en el mercado, sino que está acompañado de los inversores en sistemas de crowdimpacting.

Los fondos de inversión se han convertido en una alternativa muy interesante para muchos ahorradores, en especial teniendo en cuenta la baja rentabilidad de otros productos de renta fija, como los depósitos bancarios. El amplio abanico de posibilidades que ofrecen hace que sea un producto pensado para todos los públicos, tanto aquellos que quieren asumir riesgos como para los ahorradores más conservadores.

En la actualidad, escoger entre un producto de ahorro u otro es tarea bastante complicada. Los bajos tipos de interés que rigen el mercado en la actualidad han hecho perder atractivo a los productos de renta fija, y no todos los inversores están dispuestos a asumir un mayor riesgo con los productos de renta variable. Cabe pensar que, con la progresiva subida de tipos de interés en Estados Unidos y una política monetaria expansiva en Europa, el futuro seguirá siendo muy similar, lo que puede significar una mala noticia para los ahorradores.