Ana Moreno
Desde hace más de ocho años formo parte del equipo de Nationale-Nederlanden España, y actualmente lidero el área de activos digitales. Mi misión es clara: diseñar experiencias digitales útiles, accesibles y centradas en las personas, que ayuden a nuestros usuarios a tomar decisiones informadas sobre su bienestar financiero.
Cada contenido que publico en este blog está pensado para aportar valor real. Me aseguro de que la información sea clara, actualizada y útil, con el objetivo de acompañarte en tus decisiones financieras de forma sencilla y transparente.

Ya se sabe, llega enero y, además de los buenos propósitos, llegan también las subidas de los precios. La lista de bienes y servicios que suben puede llegar a ser larga: cada año, al despertarnos el 1 de enero nos encontramos con que el billete de metro ha subido unos céntimos o que el taxista aumenta el coste de la bajada de bandera. Pero seamos optimistas, porque este año las cosas son algo distintas.

Todos lo hemos soñado y algunos hasta lo han vivido. Levantarse un día, acceder a la cuenta del banco y alucinar al comprobar que tiene mucho más que la última vez que la habíamos revisado. ¿Un dinero extra? ¿hemos ganado la lotería?¿heredado? ¿nuestra empresa nos ha recompensado sin nosotros saberlo? No, todo puede ser más sencillo y a la vez algo complicado: se trata de un fallo del banco. Al fin y al cabo, quien está detrás de una ventanilla de una entidad o se encarga de darle al botón para confirmar las operaciones en un ordenador es un ser humano y puede cometer errores.

Llega nuestra edad de jubilación y, después de estar años ahorrando e invirtiendo en nuestros planes de pensiones, nos encontramos con una decisión difícil: ¿cómo cobrarlo? ¿Todo de golpe o en forma de renta? Hasta hace poco, la mayoría de los beneficiarios de un plan de pensiones lo hacían en forma de capital, ya que todo rendimiento generado con más de dos años disfrutaba de una reducción impositiva del 40% sobre sus ganancias. Desde entonces, allá por el año 2006 y a partir de este ejercicio, el 2015, también para las aportaciones realizadas antes de la fecha de anulación (dejando 2 años como periodo de transición) la fiscalidad ha empeorado, premiando el cobro en forma de renta.

El año 2015 ha experimentado numerosas novedades fiscales. Muchas de ellas, como la reducción en las retenciones o las nuevas deducciones ya son parte de nuestro día a día, pero otras las constataremos cuando presentemos la declaración de la renta de este año allá por la primavera de 2016. Mientras estas reformas se consolidan, en este 2016 también nos enfrentaremos con muchos cambios en materia fiscal. En la mayoría de los casos son de menor importancia, pero siempre van a tener efectos sobre nuestro bolsillo y una amplitud muy importante, ya que afecta a la práctica totalidad de todos los impuestos.

La forma de tributación de las ganancias que conseguimos con nuestro trabajo, con nuestros rendimientos profesionales y las plusvalías generadas en productos de ahorro e inversión, en general, está basado en un sistema que obliga a llevar un control más o menos pormenorizado de lo que pagamos. Esto es así porque nuestro sistema, como el de otros países, está basado en un pago anticipado de los impuestos por la mayoría nuestros ingresos, que se realiza cuando estos se producen. Estas retenciones a cuenta que tenemos en la nómina, en las facturas que giran los autónomos o en los intereses de cuentas y otros depósitos, por ejemplo, son anticipos de lo que vamos a pagar y no exactamente las cantidades definitivas, por lo que puede darse el caso de que sean insuficiente y tengamos que abonar una cantidad adicional cuando hagamos la declaración o, por lo contrario, que paguemos de más y tengamos el derecho a devolución de parte de estas cantidades adelantadas.

Elegir entre un seguro de vida y un plan de pensiones puede ser complicado, pero no te preocupes, aquí te ayudamos a decidir cuál es la mejor opción para ti.

Un trabajador contento es un tesoro, pero es fácil que detrás de un empleado feliz haya una empresa que responda. El bienestar de ambos va de la mano y la satisfacción de uno es la del otro. La primera de las ventajas que obtienen las compañías que ofrecen a sus trabajadores beneficios sociales (ya sean éstas grandes, pequeñas o medianas) es, sin duda, el contar con empleados más productivos, eficaces y comprometidos que, seguramente, acabarán desempeñando su actividad en un buen ambiente de trabajo. Pero, al margen de esta evidente ventaja, las empresas no deberían pasar por alto que muchos de los beneficios sociales que pueden ofrecer a su plantilla repercutirán para ellos en forma de beneficios fiscales si recurren a productos de previsión social empresarial.

El 16 de diciembre, y después de que los mercados viniesen rumoreando sobre la posibilidad de una subida de tipos de interés en Estados Unidos, tras los buenos datos económicos y de empleo, la Reserva Federal decidió tomar una decisión que, sin duda, tendrá repercusiones seguras sobre los mercados financieros.

Ser madre supone un extra, más trabajo, más alegrías, más noches sin dormir... y, a partir del próximo mes de enero, supone también una mayor pensión de jubilación. El Congreso de los Diputados aprobó una medida el pasado mes de septiembre que, sin duda, beneficiará a todas las madres trabajadoras: aquellas mujeres que tengan dos o más hijos, y que se jubilen a partir del próximo año, contarán con un complemento a su pensión.