Ana Moreno
Desde hace más de ocho años formo parte del equipo de Nationale-Nederlanden España, y actualmente lidero el área de activos digitales. Mi misión es clara: diseñar experiencias digitales útiles, accesibles y centradas en las personas, que ayuden a nuestros usuarios a tomar decisiones informadas sobre su bienestar financiero.
Cada contenido que publico en este blog está pensado para aportar valor real. Me aseguro de que la información sea clara, actualizada y útil, con el objetivo de acompañarte en tus decisiones financieras de forma sencilla y transparente.

Cualquier momento del año es bueno para alquilar nuestra vivienda para vacaciones en las zonas turísticas, y no solo en verano. Ya sea por meses, semanas o días, el alquiler vacacional es una buena oportunidad de rentabilizar una vivienda, pero, por supuesto, siempre dentro de la legalidad.

A la hora de planificar nuestras vacaciones, la mayor parte de expertos coincide en que, cuanto antes las contratemos, mayores posibilidades tendremos de obtener importantes descuentos, especialmente si hablamos de la temporada alta, donde la demanda se dispara y, por tanto, también los precios. Las promociones pueden alcanzar, en algunos casos, hasta el 20% si lo contratamos varios meses antes, un ahorro significativo si lo comparamos con el precio que tendremos que asumir si se contrata a última hora.

Normalmente, nuestra idea mental de un millonario es la de alguien con fajos y fajos de billetes a su disposición en alguna cámara acorazada en su hogar o en un banco, una especie de Tío Gilito cuya imagen se ha potenciado hasta la extenuación por el cine y las series. Sin embargo, una persona rica no tiene por qué tener dinero. Sí, como lo leéis, las personas más “adineradas” son las que precisamente menos liquidez tienen y, de hecho, muchas veces lo reconocen públicamente y son duramente criticados.

AirBnb, Wimdu, Housetrip…. Las webs y aplicaciones para buscar alojamiento en vacaciones está impulsando enormemente el alquiler de viviendas en destinos de costa, rurales e incluso urbanos. La razón es sencilla: si hasta hace poco tiempo, el alquiler más habitual era por meses o quincenas, en la actualidad, y gracias a estas nuevas herramientas, los alquileres pueden ser hasta por días. Gracias a ello, se reduce el tiempo en el que las viviendas están vacías y se multiplican los ingresos.

La inversión en vivienda ha sido tradicionalmente la forma de ahorro más arraigada entre la población española. El 80% de los ciudadanos de nuestro país es propietario de vivienda, por encima del 70% que se registra, de media, en la Unión Europea. Y aunque el estallido de la burbuja inmobiliaria y la posterior crisis económica modificase este paradigma, lo cierto es que, todavía a día de hoy, el ladrillo es el principal activo en el que invierten las familias españolas.

Las personas que trabajan en el extranjero no pueden escoger su residencia fiscal: eres residente en uno y otro país en función de distintos criterios y, en función de esto, se establece dónde se tienen que declarar todos los ingresos. Siendo esto es así, ¿cómo debo tributar los ingresos obtenidos fuera en España en la declaración de la renta?

En España, la inversión en vivienda es la forma de ahorro más extendida que existe. Nuestra cultura prefiere comprar una casa antes de alquilarla porque muchos consideran esta última opción como una forma de “tirar el dinero”. Bien es cierto que comprar una casa asegura un patrimonio que el día de mañana puede revalorizarse (aunque no fue así durante la crisis, cuando muchos españoles vieron cómo el precio de sus inmuebles llegó a bajar a la mitad) y que, además, puede alquilarse a terceros y conseguir una renta extra mensualmente.

Llega el momento de nuestra jubilación y todavía no sabemos si vamos a mantener nuestro nivel de vida en este momento tan importante. El cálculo de la pensión de jubilación es complejo, ya que entran en juego numerosos elementos, como los años cotizados y la base de cotización, así como una serie de factores correctores que determinan cuál será el primer pago de la futura prestación. A este cálculo se le conoce como base reguladora, cuyo conocimiento servirá para saber si vamos a vivir mejor o peor que antes.

El buen tiempo en general y el verano particular marcan la época en la que más obras de reforma se realizan en las viviendas. Ya sea de menor o mayor importancia, toda obra de mejora puede conllevar algún tipo de inconveniente o daño en nuestra vivienda. Para paliar estos problemas, tenemos la figura del seguro del hogar, un producto esencial para proteger nuestro hogar, los bienes que allí tenemos o los daños que podamos ocasionar a nuestros vecinos. Pero ¿Y las reformas? ¿también las cubre?