Lo hemos visto miles de veces y todavía seguimos cayendo. Etiquetas con precios del tipo 9,99 euros, 29,99 euros, 34,99 euros, 49, 99 euros, y así sucesivamente. El 99 (también el 9,90 u otros que no llega al número redondo) supone la barrera que muchos comercios y tiendas marcan entre una cantidad u otra, a pesar de que en el bolsillo de los compradores la diferencia entre una y otra es inapreciable, de solo un céntimo. Esta es la estrategia de marketing de los precios psicológicos, una táctica utilizada por los comercios para incrementar sus ventas sin asumir mayores costes.
Normalmente, nuestra idea mental de un millonario es la de alguien con fajos y fajos de billetes a su disposición en alguna cámara acorazada en su hogar o en un banco, una especie de Tío Gilito cuya imagen se ha potenciado hasta la extenuación por el cine y las series. Sin embargo, una persona rica no tiene por qué tener dinero. Sí, como lo leéis, las personas más “adineradas” son las que precisamente menos liquidez tienen y, de hecho, muchas veces lo reconocen públicamente y son duramente criticados.
Con el calor aún en el recuerdo y sin recuperarnos de los gastos de la vuelta al cole, parece una locura empezar a pensar ya en los regalos de Navidad, pero no lo es. De hecho, una compra tan onerosa debe ser planificada durante todo e
En España, la inversión en vivienda es la forma de ahorro más extendida que existe. Nuestra cultura prefiere comprar una casa antes de alquilarla porque muchos consideran esta última opción como una forma de “tirar el dinero”. Bien es cierto que comprar una casa asegura un patrimonio que el día de mañana puede revalorizarse (aunque no fue así durante la crisis, cuando muchos españoles vieron cómo el precio de sus inmuebles llegó a bajar a la mitad) y que, además, puede alquilarse a terceros y conseguir una renta extra mensualmente.
Todos hemos tenido 20 años alguna vez. Nuestra única preocupación era disfrutar de la vida y planificar un futuro mejor para nosotros y nuestra familia, preocupándonos muy por nuestra jubilación o de nuestras finanzas personales, ya que a esas alturas lo veíamos como una necesidad muy alejada y más propia de edades más adultas. Sin embargo, en un contexto como el actual, marcado por la incertidumbre en el sistema de pensiones, no planificar nuestra jubilación desde edades tempranas se ha convertido en uno de los errores financieros más comunes dentro del colectivo de los conocidos como millenials. Pero no es el único; en este post vamos a enumerar varios errores financieros que todos hemos cometido (y se siguen cometiendo) cuando tenemos entre 20 y 30 años.
Desde el pasado 1 de febrero de 2014, las siglas SEPA (Single European Payments Area) son un símbolo común en todas las operaciones entre bancos y particulares. Gracias a esta nueva norma, todos los ciudadanos europeos pueden realizar y recibir pagos en las mismas condiciones, los mismos derechos y con las mismas obligaciones, con independencia del país en el que residan o desde el cual realicen la operación y de que las operaciones que realicen sean nacionales o transfronterizas.
La crisis económica y financiera que hemos sufrido en estos últimos años ha puesto en valor un aspecto que hasta ahora muchos no le daban importancia: la importancia de la seguridad y protección de nuestras inversiones. Ahorrar no es labor sencilla, más cuándo los tipos son bajos y hay que buscar alternativas para rentabilizar nuestro esfuerzo. Por esta razón, es importante tener y conocer los mecanismos que protegen nuestro dinero.
La crisis financiera ha dejado muchos titulares y miles de personas perjudicadas por la comercialización errónea y abusiva de productos, tanto inversiones (activo) como préstamos (pasivo). Entre algunas de las causas y efectos que rodea un problema de esta índole está la falta de educación financiera. Este desconocimiento ha generado, sin duda, graves problemas, pero también ha llevado a que exista una mayor concienciación para mejorarlo.
Ya sea por coste o por comodidad, los pagos en efectivo han iniciado un importante retroceso, especialmente en aquellos países con un sistema financiero y una tecnología móvil ampliamente desarrollados. Ambos aspectos, por ejemplo, confluyen en países como Dinamarca, donde más de un tercio de la población ya utiliza activamente sistemas de monederos electrónicos.